En tiempos de la Antigüedad, cuando no había computadoras ni impresoras ni máquinas de escribir y no se había inventado la imprenta y los únicos libros que había eran libros reproducidos a mano por escribanos dedicados únicamente a tal actividad, pese a tales limitaciones los doctores de la Ley y los conocedores de la Biblia en los tiempos de Moisés sin tener libros o enciclopedias a la mano se las arreglaban de todos modos para poder recordar los numerosos pasajes bíblicos contenidos en el Antiguo Testamento.¿Cómo le hacían estos hombres de la Antigüedad para poder recordar tanta información teniéndola a la mano para repetirla fielmente sin alteración alguna?Estos hombres no tenían capacidades mentales de memorización que hayamos atrofiado en los tiempos modernos por el uso intensivo de computadoras y medios de almacenamiento electrónico. Pero sí recurrían a uno de los trucos más antiguos para poder memorizar. Lo ponían todo en verso. El Antiguo Testamento en su texto original estaba codificado desde el principio en versos pequeños o versículos.Desafortunadamente, por el proceso de traducción de un idioma a otro, se pierde la rima del verso y con ello el mecanismo que permite la memorización, pero esto no cambia el hecho de que cuando algo está puesto en forma de verso, la rima permite recordar lo que nos dice el verso sin que fallemos en una sola letra. El poeta Dante Alighieri vivía recitando de memoria en la calle los pasajes de su libro “La Divina Comedia” sin necesidad de tener que estarlo leyendo, precisamente porque estaba elaborado en forma de verso. Si hubiera estado elaborado en forma de prosa, indudablemente habría tenido dificultades extraordinarias para poder recordar su propia obra.Y para remachar lo que se acaba de afirmar, pondremos este concepto básico de la mnemotécnica precisamente en forma de verso, en un verso titulado “¡Póngalo en verso!”:
¡Póngalo en verso!
¿Batalla con nombres y fechas,
que no puede recordar?
¿Lugares y direcciones,
se le suelen olvidar?
¡Póngalo en verso!
Cuando está en una reunión,
y le preguntan a usted,
varias cosas importantes,
que debería saber;
¿Tiene siempre las respuestas,
que están esperando de usted?
¡Póngalo en verso!
¿Recuerda algunas canciones,
que aprendió en su juventud,
cuya rima melodiosa,
le gusta cantar aún?
¡Estaban en verso!
¿Algunos datos geográficos,
desea usted recordar,
de lugares muy lejanos
que piensa usted visitar?
¡Póngalo en verso!
Si de países se trata,
usted podrá recordar,
la capital de cada uno,
con poca dificultad.
Para muestra de esto basta,
del Africa hacer mención,
tomando algunos países,
que están en esa región.
La capital de Angola es Ruanda,
la del Congo es Brazzaville,
la de Kenya está en Nairobi,
la de Libia es Trípoli.
Repitiendo este versito,
no da lata recordar,
los nombres de estas ciudades,
ni el país en que están.
Cuando usted pone algo en verso,
hasta gusto dá aprender,
muchas cosas fastidiosas,
que usted no quisiera ni ver.
¿Tiene algún dato valioso,
que quisiera retener?
¡Póngalo en verso!
¡Póngalo en verso!
¡Póngalo en verso!
El ejercicio en este caso no era realmente la lectora de lo anterior, sino que consistirá en que el lector tome algo relacionado con su trabajo o con sus tareas escolares, algo que quiera recordar, poniéndolo en versos que rimen de alguna manera. Hecho esto, el lector deberá repetirlo varias veces ya sea en voz alta o en voz baja. Si la rima es apropiada, el lector encontrará que los datos se irán fijando en su memoria de modo mucho más permanente y duradero que si los datos fueran memorizados en prosa, lo cual en la mayoría de los casos resulta mucho más difícil. Inclusive la letra del Himno Nacional Mexicano, por si el lector no se había fijado en ello, está escrita en forma de verso y no en forma de prosa, lo cual facilita el que muchos puedan recordar al menos las primeras estrofas del himno en los eventos públicos, y las puedan recitar (o bien, cantar) al unirse a todos los demás cuando se presenta la ocasión para ello. Aunque parezca que con la repetición reiterada de algo estamos incurriendo en la misma mala práctica de tratar de recordar las palabras como las recuerdan los loros y los pericos, repitiéndolas -aunque sin comprenderlas- a fuerza de tanto machacar en ello, en realidad al ponerlo todo en verso la rima hace que se active la memoria asociativa, ya que se está asociando dentro de nuestra mente un conjunto de palabras con una estructura repetitiva de la cual puede echar mano la memoria asociativa. En rigor de verdad, si algo no entra en nuestra memoria por la vía de alguna asociación, difícilmente entrará, a menos de que poseamos una memoria fotográfica con los posibles inconvenientes y desventajas que esto último traiga consigo como lo vimos en el primer Ejercicio Suplementario.