A continuación llevaremos a cabo un ejercicio de lectura en el cual introduciremos primero la definición de una palabra que será nueva para todos los lectores, la palabra tasio, cuya definición daremos de la siguiente manera:
TASIO.- Mamífero carnívoro doméstico de cuatro patas, de la familia de los félidos, con uñas retráctiles en cada pata; de cabeza redonda y corta, nativo de Nueva Zelandia, de andar ágil y ligero, parecido al leopardo pero un poco más pequeño que éste, astuto y hábil cazador de roedores.
Con esta definición de la palabra tasio, daremos inicio a nuestra lectura de práctica ajustando individualmente nuestra velocidad de lectura de modo tal que sea suficientemente cómoda pero con el objetivo de lograr la mayor comprensión posible del material que estaremos leyendo. En esta ocasión haremos una cronometrización midiendo el tiempo total que nos lleva la lectura pero sin la intención de obtener la velocidad de lectura en palabras por minuto, puesto que no vamos tras la mayor velocidad posible sino tras la mejor comprensión posible.
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René y Leonora estaban orgullosos de su tasio, el cual despertaba la envidia de sus vecinos por su belleza. Este era uno de los tasios más finos de la ciudad, y les había costado bastante dinero adquirirlo en la tienda de tasios. En un principio, René hubiera preferido tener un tasio plateado, aunque su esposa lo había convencido de que era preferible tener un tasio dorado en la casa.
Todos los días, René se llevaba a su tasio al trabajo y se lo dejaba encargado al guardia que cuidaba el estacionamiento, temeroso de que se lo fueran a robar. Había crecido en él un afecto especial por ese tasio, después de poseerlo por más de siete años. Su tasio nunca le había fallado, a diferencia del tasio negro que había poseído antes, al cual había tenido que estarle dando una serie de cuidados especiales, habiéndosele matado cinco veces en una ocasión cuando más lo necesitaba.
Hay de tasios a tasios, y el tasio dorado le daba muy pocos problemas en comparación con los demás, a excepción de una mañana en la que se le había ahogado y habían transcurrido más de seis horas para que pudiera ponerlo nuevamente en circulación con la ayuda de su esposa Leonora.
Un buen día, cuando a René se le olvidó ponerle agua a su tasio, se encontró al regresar a su casa que su tasio caminaba muy lentamente en vez de caminar a la velocidad acostumbrada, sobrecalentándose con mucha facilidad y haciendo ruidos extraños. Ni René ni Leonora sabían que a partir de aquél día su preciado tasio dorado ya no tendría remedio ni habría quien lo pudiese dejar igual que antes. Ya no sería fácil echarlo a andar como en otras ocasiones cuando recién lo habían adquirido en la tienda de tasios. A partir de ése día ya no se atreverían a salir en la noche con su tasio por temor a que éste les fallara. Tampoco se atreverían a ir en su tasio a distancias mayores de unos cuantos kilómetros. Un experto en cuestión de tasios les advirtió que si no lo cuidaban éste se les podía quemar. Entristecidos, René y Leonora dejaron a su tasio guardado en el garage la mayor parte del tiempo, y en una ocasión lo dejaron allí por más de tres meses. Aunque se rehusaban a deshacerse de su tasio, era inevitable que al no poderlo reparar éste terminaría tarde o temprano en un tiradero de tasios, en un yonque en donde sería desmembrado poco a poco para que sus partes pudieran ser utilizadas en beneficio de otros tasios con menos problemas.
Lo más lamentable era que ya no se producían tasios dorados, y el descuido imperdonable de René de no ponerle a su tasio el agua que éste necesitaba traería como consecuencia que ya no podrían tener en el futuro un tasio dorado de la clase que poseían. Si hubiese una fábrica de tasios en donde pudiesen ordenar uno dorado como el que estaban perdiendo, lo habrían ordenado aunque les hubiera costado el doble de lo que costaban los mejores tasios en el mercado. Pero ninguna fábrica de tasios podía surtir una orden especial por éste tipo de tasios, el cual ya estaba descontinuado. Desde luego, en René y Leonora entraba el factor sentimental, y aunque en el futuro se diseñasen mejores tasios con mayores comodidades, no les sería fácil deshacerse de aquél tasio dorado que les había hecho compañía y les había servido por tantos años llevándolos de un lado a otro.
Resignándose a lo inevitable, René y Leonora decidieron poner un anuncio en el periódico ofreciendo a su tasio a precio de ganga, mientras René trataba de ponerse en contacto con otra persona que poseía un tasio dorado para comprárselo de inmediato aunque tuviera algunos problemas en su escape. Para ellos no era fácil acostumbrarse a movilizarse con otra cosa que no fuera un tasio dorado, y harían lo mejor por conseguir uno como el que habían poseído por tantos años, aunque fuera de segunda mano.
---------- FINAL ----------
Total de palabras: 672 palabras
El texto proporcionado consta de 672 palabras, así que leyendo a razón de unas 60 palabras por minuto la lectura le debería de haber tomado al lector poco más de unos diez minutos. Naturalmente, si leyó el material a unas 120 palabras por minuto, la lectura le habrá tomado unos cinco minutos. Y si lo leyó en unos dos minutos, entonces su velocidad de lectura para este tipo de material estará promediando en unas 336 palabras por minuto. Pero… ¿qué de la comprensión?
Una vez terminada la lectura, supóngase que consultamos una fuente de referencia para saber algo más acerca del tasio, y descubrimos entonces que la definición que teníamos en nuestras mentes de la palabra tasio era una definición completamente errónea, equivocada, y que la definición correcta de un tasio es la siguiente:
TASIO.- Automóvil deportivo de alta velocidad fabricado por la empresa sueca Saab, de ocho cilindros con inyección de combustible controlada por computadora.
De pronto, muchas de las cosas que se nos habían antojado como raras en nuestra primera lectura de repente tienen sentido. El haber usado una definición incorrecta para la palabra tasio no sólo nos fue arrojando en un mar de confusiones, sino que seguramente disminuyó nuestra velocidad de lectura; y este es el efecto más visible y notorio del uso de palabras indefinidas para las cuales no tenemos un significado preciso. Al empezar la lectura de cualquier texto impreso subconscientemente nos vamos formando una imagen mental del material que vamos recabando con nuestra lectura, y cuando tropezamos con alguna palabra a la cual le inventamos por nuestra propia cuenta una definición incorrecta, la lectura del material restante suele resultar por lo menos confusa. El principal enemigo de la lectura rápida es precisamente la palabra indefinida. El principal enemigo del estudiante en cualquier grado escolar es precisamente la palabra indefinida. Antes de continuar, el lector tal vez quiera leer nuevamente el artículo, utilizando ahora la definición correcta de la palabra tasio. Y en caso de hacerlo, descubrirá que su tiempo de lectura en esta ocasión disminuirá en forma considerable, porque los párrafos en los cuales se veía precisado a detenerse porque carecían de sentido ya no lo detienen, y su lectura puede retomar un paso acelerado.