Antes de comenzar con el estudio de lo que es el aprendizaje dinámico, es conveniente hacer un repaso somero de las razones que nos podrían llevar a emprender este tipo de estudio. Algunas personas desearán quizá elevar su índice de cultura general. Otras desearán mejorar su nivel de vida y aumentar sus ingresos. Algunas estarán impulsadas por simple curiosidad. El estudiante responsable buscará lograr mejores calificaciones y aumentar su nivel académico. Así, cada persona tendrá sus propias razones e intereses personales que actuarán como un estímulo para que la persona se empeñe en mejorar su nivel de aprendizaje.
Sin embargo, existe en la actualidad un fenómeno aterrador, producto de la sociedad en que vivimos, que los sociólogos contemporáneos han optado por bautizar como la explosión de información, el cual ha vencido nuestra capacidad para asimilar y aprender los conocimientos que se están generan en estos momentos. Nuestros antepasados no conocieron éste fenómeno, ya que es relativamente nuevo. Este fenómeno trae consigo una superabundancia de datos en renovación constante, creándose con una rapidez tal que se vuelve humanamente imposible seguir de cerca todo lo que está ocurriendo, aunque nuestras vidas resulten afectadas con ello. De la noche a la mañana, nos encontramos con que nuestra capacidad de lectura ya no es suficiente para seleccionar aquello que más nos convenga entre los cientos de libros, revistas y documentos que se publican cada año en nuestro país. El maestro no puede impartir sus clases sin la certeza de que lo que está enseñando con tanto ahínco hoy no estará fuera de moda cuando el alumno termine sus estudios. Para el abogado postulante, el estar al día con las últimas leyes y procedimientos jurídicos que continuamente se están publicando es ya de por sí una pesada tarea. Para los pacientes de un médico, la habilidad que tenga éste para poder mantenerse al día puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. El conocimiento de un novedoso anticuerpo monoclonal contra el tétano, o el descubrimiento de un esteroide útil en el tratamiento de la hepatitis aguda, o del diagnóstico de tumores pequeños mediante ultrasonido, puede darle al paciente una segunda oportunidad para vivir. El trabajador común y corriente desconoce en gran parte los detalles de los servicios, garantías y privilegios que el gobierno le ha puesto a su disposición mediante los organismos que ha creado para tal efecto (IMSS, INFONAVIT, FONACOT, UCECA, FONAPAS, etc.)
Ya desde los años ochenta, desde antes del uso masivo de Internet a través de navegadores gráficos empezando con el pionero Netscape, se podían escuchar las preocupaciones externadas por maestros y educadores sobre la cantidad de información disponible en todos los ámbitos del saber humano creciendo sin control alguno en forma desmedida. En un libreto publicado en 1987 en su tercera edición por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco bajo el título Investigación Documental, podemos leer lo siguiente en la página 40 de dicho libreto:
¿DEMASIADOS LIBROS?
Desde muy joven he comprendido que
para no dejarse arrastrar por la
inconsiderada producción de libros y
para conseguir, siquiera en apariencia,
una cultura enciclopédica, era
imprescindible un plan de lecturas.
Adolfo Bioy Casares
Han transcurrido muchos años desde el momento en que Gutemberg hizo funcionar las primeras imprentas poniendo las bases para la elaboración masiva del libro que hoy conocemos. Desde entonces el desarrollo material y espiritual del hombre ha corrido velozmente. Y en tal sentido, el libro es la principal fuente del conocimiento. A él recurrimos frecuentemente con el deseo de aumentar nuestra cultura o de saber ciertas cosas.Sin embargo, en nuestros días, nos encontramos con una impresionante sobrepoblación libresca, incluso en los países donde los niveles económico y cultural no son muy importantes y donde existen grandes masas de analfabetos y personas sin acceso a la educación a causa de su extrema pobreza.No deja de ser curioso que varios autores hayan tenido que escribir libros para demostrarnos que hay demasiados libros. Y en efecto, los tenemos a la vista. Si una persona tuviera todo el tiempo disponible para la lectura, necesitaría mucho más de tres vidas para leer todo lo que se ha publicado. Y aún así, estamos seguros, habría omisiones. ¿Qué persona, por más culta e inteligente que sea, lee indiscriminadamente todo tipo de literatura, desde novela y poesía, hasta química y física, pasando por la antropología y la fisiología? Imposible. Existen gustos, necesidades, especializaciones, intereses. Hoy no se puede, como en épocas pasadas, ser humanista y poseer una vasta cultura que abarque la casi totalidad del conocimiento.Nuestra época concede un cierto número de horas de descanso o de ocio. Por ejemplo, los trabajadores no están en sus actividades más de ocho horas diarias y se prevé que algún día esas horas disminuiránn considerablemente ante los efectos de la tecnificación. Pese a ello, el libro tiene serios contendientes (marginando a quienes nunca han tomado, ni tomarán uno en sus manos); la televisión, los espectáculos deportivos, el cine, el teatro, etcétera. Entre estos competidores y los períodos de trabajo, queda poco tiempo para leer. De ahí que sea durante los años universitarios cuando disponemos de varias horas diarias para dedicarlas a la lectura y con ella a la búsqueda de datos y conocimientos.Todo lo anterior indica que es indispensable que las personas tengan capacidad selectiva que les permita discernir fácilmente sobre qué deben leer, de acuerdo a sus aficiones o necesidades de formación intelectual. Ante tal avalancha de libros provenientes de cientos de editoriales nacionales y extranjeras -en castellano, en inglés o en francés-, ante la abrumadora presencia de volúmenes mexicanos, argentinos, cubanos, peruanos, españoles, etcétera, no podemos menos que aterrarnos y, entonces, lo indicado, es elegir cuidadosamente para aprovechar al máximo el tiempo destinado a la lectura. Este criterio de selección que además sólo se adquiere con el frecuente manejo de libros, con la asistencia a bibliotecas o a librerías, buscando información entre personas capacitadas que bien podrán ser profesores o críticos especializados, sabiendo manejar las solapas, los datos de la cuarta de forros o bien analizando el índice, es indispensable para toda persona que utilice habitualmente libros. Entrar en una librería implica casi una exploración, ir buscando en los anaqueles y mesas las obras adecuadas a nuestros intereses culturales y educativos, solicitar la ayuda del vendedor (con frecuencia mal informado o apenas barnizado) y en todos los casos hay que escoger con inteligencia el material. No permitir que mezclados con obras valiosas vayan libros inútiles que ni siquiera son capaces de proporcionar un momento de entretenimiento.En vista de la sobrepoblación libresca, tan aguda como la humana, habrá que atender a la especialización cuyo futuro parece seguro a causa del enorme cúmulo de conocimientos que el hombre ha generado y, desde luego, no olvidar que existen miles de libros sin sentido que sólo responden a intereses comerciales y que en ningún momento contribuyen a otra cosa que no sea gastar dinero o adquirir datos sin importancia.El libro no es un tabú ni un objeto deificable, simplemente es un medio de información; pero mientras las imprentas sigan expulsando millares de volúmenes diariamente sin ningún criterio razonable, nosotros, simplemente, tendremos que afinar nuestros gustos literarios, buscar lo que en efecto alimente el espíritu, ser capaces de seleccionar la bibliografía adecuada para una investigación y poder rechazar todo aquello que carezca de una finalidad inteligente.
Para darnos una idea ligera de la magnitud del problema, que es mundial, consideremos en los Estados Unidos al National Technical Information Service (NITS), el cual en 1981 contenía ya más de medio millón de artículos técnicos relacionados con reportes de investigaciones y estudios auspiciados por el gobierno federal. En Inglaterra, el Information Service for Professionals in Electrotechnology, Computers and Control (INSPEC) manejado por el Institution of Electrical Engineers (IEE) tenía disponibles en el mismo año casi un millón de referencias técnicas profesionales que incluyen reportes, libros, patentes y tesis cubriendo las áreas de física, electricidad, electrónica, computadoras y control. Si se juntaran los libros y artículos técnicos que producen todas las naciones industrializadas en la actualidad (Japón, Alemania, Rusia, Inglaterra, Francia, Estados Unidos, etc.) en un solo año, habría material suficiente para tener a una persona ocupada leyendo por ocho vidas consecutivas sin parar. Todos aquellos que están gastando tiempo y dinero en desarrollar un invento nuevo deben tomar en cuenta que la Oficina de Patentes en los Estados Unidos ha concedido ya un número de patentes que excede de los ocho millones. La búsqueda de un invento similar ya patentado con anterioridad, con el fin de evitar el inventarlo de nuevo, es ahora una actividad de tiempo completo que puede llevar varios días.
El avance tecnológico que hemos presenciado en los últimos años ha dado lugar a un problema típico de la vida moderna conocido como la obsolescencia, la cual ha causado el cierre de muchas fábricas y la pérdida de numerosos empleos. Una historia típica la tenemos en la industria electrónica. Los ingenieros que se especializaban en el diseño de aparatos con bulbos electrónicos se vieron desplazados por ingenieros especializados en el diseño de aparatos con transistores, los cuales a su vez se están viendo desplazados por ingenieros especializados en el diseño de circuitos integrados que son en sí el aparato completo en una unidad compacta (como lo es el caso de los teléfonos celulares hoy en día).
Esta situación ha provocado que el hombre que “lo sabe todo” haya dejado de existir hace mucho tiempo. Con el caudal de conocimientos que hay en nuestros días, es inevitable la especialización en algunas ramas del saber humano seleccionadas de antemano por cada quien según sus intereses e inclinaciones. La especialización es, y seguirá siendo por los años venideros, la mejor alternativa que tenemos, permitiéndonos destacar en unas cuantas áreas mientras que moderamos nuestros impulsos de conocerlo todo, una tarea que como ya hemos visto de antemano, es imposible de lograr.
Sin embargo, la especialización no es suficiente en nuestros días. La necesidad de mantener al día nuestra cultura general, aunque sea sólo en una mínima parte, juega un papel importante para ayudarnos a tomar decisiones que afectarán nuestras vidas y las de nuestros hijos. Por ejemplo, si queremos saber la respuesta correcta, en base a los últimos adelantos científicos, a preguntas como las siguientes:
¿Qué diferencia hay entre los métodos de enseñanza Freinet y Montessori? ¿Cuál le conviene más a mi hijo?
¿Qué papel juega el zinc en nuestra nutrición? ¿Cuál es la evidencia que indica que puede prevenir la caída del cabello?
¿En qué se basa el Doctor Linus Pauling (Premio Nóbel en Química) para afirmar que la vitamina C juega un papel importante en la prevención del cáncer? ¿Cuál es la dosis diaria mínima que me conviene tomar según los estudios más recientes?
no nos queda más remedio que buscar la manera de incrementar nuestra capacidad de lectura y aprendizaje para poder extraer la información que nos interesa conocer entre las toneladas de información disponibles hoy en día, si tal cosa está dentro de nuestras facultades. Esto último lo exploraremos detenidamente en los siguientes capítulos.
EJERCICIOS
1.- En promedio, ¿cuántos libros lee usted cada año?
Respuesta:
2.- ¿Cuántos libros y enciclopedias ha comprado que no ha tenido tiempo de leer?
Respuesta:
3.- Como estudiante, ¿acostumbraba terminar de leer el final de los libros de texto de sus asignaturas al finalizar el año escolar?
Respuesta: