A continuación se mostrarán cuarenta grupos de palabras, y cada grupo de palabras será mostrado rápidamente. En este ejercicio, se le pide al lector que simplemente se limite a ver cada grupo de palabras, hasta que se sienta cómodo y capaz de poder identificar lo que cada grupo de palabras representa. Tras esto, y viendo aún cada grupo de palabras uno tras otro, el lector tratará de ir leyendo en voz alta (accionando los labios, la lengua y la garganta) cada grupo de palabras que se le va presentando. El lector encontrará que aunque pueda repetir en voz alta cierto grupo de palabras, si trata de repetir el siguiente grupo de palabras también en voz alta descubrirá que cuando ello ocurra habrán pasado ante su vista tres o cuatro grupos de palabras, dejándolo muy atrás. Sin embargo, la vista, o mejor dicho la mente, podrá mantenerse “actualizada” porque por regla general para quienes no han practicado jamás en su vida la lectura dinámica su capacidad de procesamiento mental es por lo menos el doble o el triple de la capacidad de procesamiento verbal utilizada para leer en voz alta el texto escrito que tenga en sus manos.
En este primer ejercicio, el lector mantendrá su visión enfocada todo el tiempo en la misma posición, en el mismo renglón de texto en donde irá apareciendo rápidamente cada grupo de palabras. Más abajo, repetiremos lo mismo con los mismos cuarenta grupos de palabras, excepto que cada grupo de palabras se irá colocando en un renglón inferior como correspondería a una lectura ordinaria en la cual los ojos se encuentran en movimiento continuo. (Se hace la aclaración de que varios de los grupos de palabras contienen referencias a hechos y personajes propios de la cultura en México; aquellos lectores de otros países que no estén familiarizados con la cultura mexicana se les recomienda consultar Google o cualquier otro motor de búsqueda para informarse más sobre lo que haya detrás de algún grupo de palabras que les sea desconocido).
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El ejercicio anterior puso en funcionamiento su lectura mental manteniendo la vista siempre fija en una misma posición, y demuestra que podemos leer visualmente a una velocidad mayor que la velocidad a la cual podemos leer lo mismo pronunciando las palabras en voz alta. Sin embargo, queremos ejercitar también los músculos oculares para poder desplazar rápidamente la vista de una región a otra tal y como ocurre con la lectura de material impreso. Es por ello que repetiremos el ejercicio anterior, pero desplazando cada grupo de palabras sucesivamente hacia abajo, haciendo un retorno rápido de abajo hacia arriba para pasar de las primeras veinte palabras a las siguientes veinte palabras. Repita este ejercicio (todo lo que tiene que hacer es ir siguiendo con la vista lo que va apareciendo en la pantalla) hasta que se sienta cómodo y convencido de que está leyendo mentalmente cada grupo de palabras sin omitir palabra alguna.