jueves, 28 de agosto de 2008

Sup 8: Cómo aprender a concentrarse

Usando el título como guía, y mediante el uso de las seis llaves mágicas (quién, qué, cuándo, en dónde, por qué, cómo) fíjese uno o varios objetivos para proceder a la lectura dinámica del extracto que se muestra a continuación, fijándose nuevos objetivos si tal cosa es posible conforme vaya avanzando en su lectura. Como veremos en este ejercicio, en ocasiones los autores nos hacen un favor al resaltar con letras itálicas aquellas ideas que consideran importantes o centrales al tema del cual están hablando.

Cómo aprender a concentrarse
Por: Jacqueline Dineen

Como hemos visto, una buena memoria depende en gran medida de la concentración y la observación, que a su vez dependen del interés en el tema, ya sea en una persona, en un libro, o incluso en una lista de compras. En cuanto a la duración de la concentración, hay que ser capaz de abstraerse de otros pensamientos y dejar que el cerebro absorba los hechos.

Tomarse interés es muy importante cuando se trata de recordar personas, cuando se lee o se estudia, y para poder recordar detalles durante cierto tiempo; en este caso hay que memorizar una imagen global o comprender algo.

Lectura y Estudio

Estos requisitos básicos pueden aplicarse también a la lectura y al estudio en profunidad; pero en este caso hay que comprender apropiadamente la información, almacenándola a continuación de forma asimilable. No tiene sentido recordar las cosas como si fuera un loro, como ocurre cuando no significan nada para el lector.

Un problema relativo a la lectura o al estudio es que el lector no sabe, en ocasiones, cómo ha aprendido y recordado el tema hasta que es demasiado tarde para solucionarlo. Hay varios métodos de comprobar y mejorar la lectura y capacidad de estudio, basados también en el principio de cuestionarse el conocimiento y la comprensión al mismo tiempo que se efectúa la lectura.

Separar lo Esencial de lo Secundario

Para obtener una impresión global inicial de la materia leída, escoja los puntos principales. Esto es especialmente útil en el caso de artículos y ensayos en que puede verse fácilmente el eje del escrito, pero sirve también en el caso de los libros. Cuando capte el meollo del asunto, podrá ver la intención del autor, el tipo de enfoque que dá al tema y los elementos que incluye.

Después de separar los temas principales, intente unir lo que ha entendido hasta ese momento. Si no tienen sentido algunos de los puntos, vuelva atrás y compruebe si lo ha comprendido bien o se ha olvidado de sus implicaciones. Con este sistema podrá obtener una impresión global del contenido del libro; si no sucede esto al principio, siga volviendo atrás para ver lo que se ha olvidado. Lo principal es que siga preguntándose si ha comprendido lo escrito y si lo ha almacenado en la memoria de forma tal que sea fácil recordarlo.

Este sistema puede ser muy útil, no sólo como paso preliminar, sino como forma de llegar al tema principal cuando no tenga tiempo de leer en profundidad.

Sin embargo, para una lectura o estudio más sólidos será preciso, evidentemente, examinar el texto con mayor detalle.

Hágase preguntas

Si le resulta difícil concentrarse, quizá le sea útil leer por partes. Cuando haya leído algunos párrrafos, piense en ellos e intente averiguar lo que quieren decir, comprobando si los ha asimilado. Quizá necesite comprobar si los puede insertar en el contexto del libro considerado globalmente y si entiende lo que se dice en el texto. Lo mejor es que se pregunte a sí mismo cuestiones relativas a lo que ha leído, uniendo gradualmente las piezas de todo el texto. Si considera que no puede hacerse preguntas, vuelva a leerlo y compruebe lo que no ha podido retener.

Este método ayuda a evitar la situación en que una persona puede leer dos páginas mientras piensa en algo completamente diferente. Si considera que ha hecho esto en un párrafo o dos, fuércese a sí mismo a volver a leer con concentración.

Es evidente que un libro escrito en un estilo árido y aburrido sobre un tema árido y aburrido es más difícil de recordar que una novela fácil o un texto del interés del lector. El interés, tanto si se fuerza como si es real, es lo único que puede hacer que las palabras y su significado vayan más allá de los ojos y entren en el cerebro.

Tal vez haya comenzado la lectura de un libro sin mucho entusiasmo o comprensión durante las primeras páginas y “se haya metido en él” repentinamente. Esto se debe a que su interés no era grande y a que, a partir de ese punto, ha quedado absorto en la lectura.

Visualización

Es mucho más fácil recordar algo si forma una imagen. Si una novela es absorbente, usted verá los personajes y las escenas de la misma, perdiéndose en un mundo pictórico y comprendiendo y recordando así lo que ha leído.

Pero, ¿qué sucede con un libro de texto, un informe o un artículo técnico? No hay duda de que las palabras serán simplemente dibujos negros en páginas en blanco en lugar de imágenes. Esta etapa es muy importante para adquirir interés. Intente imaginarse ideas individuales en un marco global. En la medida de lo posible, haga que el texto cobre vida para usted.

Estos dos métodos -cuestionarse a intervalos y mantener el interés intentando visualizar y entrar en el texto- ayudan a la concentración; pero si está preparando un examen o se dedica a leer con un objetivo similar, necesitará saber su capacidad para recordarlo. Una cosa es comprender el texto en el momento de su lectura y otra recordar lo que dice.

Piense en el Tema

Puede pedirle a alguien que compruebe su conocimiento de un tema haciéndole preguntas sobre el mismo; o también hacer una comprobación individual pensando, en términos globales, en el libro o tema y descubriendo las lagunas en su conocimiento. Por ejemplo, si acaba de leer un libro en el que el autor discutía determinados aspectos del tema y establecía un punto de vista definido -tal vez diferente de otros que usted ha leído-, puede preguntarse a sí mismo por qué mantenía esa opinión, cómo construyó sus argumentos, qué hechos introdujo para apoyarlos y cómo pueden compararse sus puntos de vista con los de otros autores.

Pensar de esta forma en un tema hace que el lector vaya más allá de memorizar una retahíla de hechos. Estará forzado a considerar la imagen en términos globales desde diferentes puntos de vista y, por consiguiente, podrá determinar no sólo la opinión que se ha formado él mismo, sino también por qué se la ha formado.

Así, el estudiante o lector en general puede obtener una comprensión mayor de su tema y evitar también los escollos de formarse un juicio poco profundo que pueda ser demolido con facilidad por alguien con un conocimiento mayor del asunto.

Este tipo de lectura, tanto si se trata de un periódico como si leemos un tratado, es aconsejable para cualquiera que desee un conocimiento adecuado de un tema, así como ser capaz de demostrar que posee este conocimiento. Todos hemos oído hablar de la persona que expone un argumento, con un punto de vista mal considerado, que es incapaz de respaldarlo con pensamientos coherentes. Cuando se pregunta a este tipo de persona por qué tiene ese punto de vista, suele replicar: “Bueno, eso es lo que pienso y nada más. ” ¡Esto no es un argumento! Así, cualquier lector debe estar de acuerdo en que es mucho mejor para él descubrir por sí mismo si sabe de lo que está hablando antes de que alguien averigüe que no tiene ni idea del tema.

Por tanto, las técnicas de concentración y memoria exigen separar lo principal de lo secundario, leer a trozos y hacerse preguntas a sí mismo para ver lo que no ha quedado claro, elaborar imágenes del texto para ayudar la penetración del contenido en el cerebro y pensar en el texto, considerado globalmente desde todos los puntos de vista que sea posible para descubrir lagunas en su comprensión.

Tomar notas

Otra ayuda útil es tomar notas o redactar un resumen de lo que hemos leído en nuestras propias palabras; esto reflejará si hemos comprendido o no los puntos principales del texto y la intención del autor. Podemos ver si lo escrito tiene sentido haciéndonos preguntas de éste tipo: ¿Explica el escrito esto o aquello? Si no, ¿por qué no?

El estudiante tendrá que revisar su material de cuando en cuando, pero seguir este sistema hará la tarea más fácil; sólo es cuestión de refrescar la memoria buscando hechos precisos, no el conjunto global. Cada individuo puede comprobar por sí mismo su capacidad de recordar pasadas algunas semanas, permitiéndole conocer si se le han quedado grabados los hechos o precisa un repaso adicional. Las ventajas de tomar notas o hacer un resumen con las propias palabras del lector es que podrá referirse a sus propios escritos en lugar de acudir al texto.

(Tomado del libro Cómo Desarrollar la Memoria de Jacqueline Dineen.)

Total de palabras: 1,418 palabras


Repasemos ahora, mediante el uso de las seis llaves mágicas, las partes del texto de arriba que pudiéramos haber subrayado o realzado mediante un marcador para extraer los puntos esenciales desechando el resto como material explicativo suplementario que deja de ser necesario cuando se ha captado la idea o las ideas centrales que nos ha querido transmitir el autor:

Cómo aprender a concentrarse
Por: Jacqueline Dineen

Como hemos visto, una buena memoria depende en gran medida de la concentración y la observación, que a su vez dependen del interés en el tema, ya sea en una persona, en un libro, o incluso en una lista de compras. En cuanto a la duración de la concentración, hay que ser capaz de abstraerse de otros pensamientos y dejar que el cerebro absorba los hechos.

Tomarse interés es muy importante cuando se trata de recordar personas, cuando se lee o se estudia, y para poder recordar detalles durante cierto tiempo; en este caso hay que memorizar una imagen global o comprender algo.

Lectura y Estudio

Estos requisitos básicos pueden aplicarse también a la lectura y al estudio en profunidad; pero en este caso hay que comprender apropiadamente la información, almacenándola a continuación de forma asimilable. No tiene sentido recordar las cosas como si fuera un loro, como ocurre cuando no significan nada para el lector.

Un problema relativo a la lectura o al estudio es que el lector no sabe, en ocasiones, cómo ha aprendido y recordado el tema hasta que es demasiado tarde para solucionarlo. Hay varios métodos de comprobar y mejorar la lectura y capacidad de estudio, basados también en el principio de cuestionarse el conocimiento y la comprensión al mismo tiempo que se efectúa la lectura.

Separar lo Esencial de lo Secundario

Para obtener una impresión global inicial de la materia leída, escoja los puntos principales. Esto es especialmente útil en el caso de artículos y ensayos en que puede verse fácilmente el eje del escrito, pero sirve también en el caso de los libros. Cuando capte el meollo del asunto, podrá ver la intención del autor, el tipo de enfoque que dá al tema y los elementos que incluye.

Después de separar los temas principales, intente unir lo que ha entendido hasta ese momento. Si no tienen sentido algunos de los puntos, vuelva atrás y compruebe si lo ha comprendido bien o se ha olvidado de sus implicaciones. Con este sistema podrá obtener una impresión global del contenido del libro; si no sucede esto al principio, siga volviendo atrás para ver lo que se ha olvidado. Lo principal es que siga preguntándose si ha comprendido lo escrito y si lo ha almacenado en la memoria de forma tal que sea fácil recordarlo.

Este sistema puede ser muy útil, no sólo como paso preliminar, sino como forma de llegar al tema principal cuando no tenga tiempo de leer en profundidad.

Sin embargo, para una lectura o estudio más sólidos será preciso, evidentemente, examinar el texto con mayor detalle.

Hágase preguntas

Si le resulta difícil concentrarse, quizá le sea útil leer por partes. Cuando haya leído algunos párrrafos, piense en ellos e intente averiguar lo que quieren decir, comprobando si los ha asimilado. Quizá necesite comprobar si los puede insertar en el contexto del libro considerado globalmente y si entiende lo que se dice en el texto. Lo mejor es que se pregunte a sí mismo cuestiones relativas a lo que ha leído, uniendo gradualmente las piezas de todo el texto. Si considera que no puede hacerse preguntas, vuelva a leerlo y compruebe lo que no ha podido retener.

Este método ayuda a evitar la situación en que una persona puede leer dos páginas mientras piensa en algo completamente diferente. Si considera que ha hecho esto en un párrafo o dos, fuércese a sí mismo a volver a leer con concentración.

Es evidente que un libro escrito en un estilo árido y aburrido sobre un tema árido y aburrido es más difícil de recordar que una novela fácil o un texto del interés del lector. El interés, tanto si se fuerza como si es real, es lo único que puede hacer que las palabras y su significado vayan más allá de los ojos y entren en el cerebro.

Tal vez haya comenzado la lectura de un libro sin mucho entusiasmo o comprensión durante las primeras páginas y “se haya metido en él” repentinamente. Esto se debe a que su interés no era grande y a que, a partir de ese punto, ha quedado absorto en la lectura.

Visualización

Es mucho más fácil recordar algo si forma una imagen. Si una novela es absorbente, usted verá los personajes y las escenas de la misma, perdiéndose en un mundo pictórico y comprendiendo y recordando así lo que ha leído.

Pero, ¿qué sucede con un libro de texto, un informe o un artículo técnico? No hay duda de que las palabras serán simplemente dibujos negros en páginas en blanco en lugar de imágenes. Esta etapa es muy importante para adquirir interés. Intente imaginarse ideas individuales en un marco global. En la medida de lo posible, haga que el texto cobre vida para usted.

Estos dos métodos -cuestionarse a intervalos y mantener el interés intentando visualizar y entrar en el texto- ayudan a la concentración; pero si está preparando un examen o se dedica a leer con un objetivo similar, necesitará saber su capacidad para recordarlo. Una cosa es comprender el texto en el momento de su lectura y otra recordar lo que dice.

Piense en el Tema

Puede pedirle a alguien que compruebe su conocimiento de un tema haciéndole preguntas sobre el mismo; o también hacer una comprobación individual pensando, en términos globales, en el libro o tema y descubriendo las lagunas en su conocimiento. Por ejemplo, si acaba de leer un libro en el que el autor discutía determinados aspectos del tema y establecía un punto de vista definido -tal vez diferente de otros que usted ha leído-, puede preguntarse a sí mismo por qué mantenía esa opinión, cómo construyó sus argumentos, qué hechos introdujo para apoyarlos y cómo pueden compararse sus puntos de vista con los de otros autores.

Pensar de esta forma en un tema hace que el lector vaya más allá de memorizar una retahíla de hechos. Estará forzado a considerar la imagen en términos globales desde diferentes puntos de vista y, por consiguiente, podrá determinar no sólo la opinión que se ha formado él mismo, sino también por qué se la ha formado.

Así, el estudiante o lector en general puede obtener una comprensión mayor de su tema y evitar también los escollos de formarse un juicio poco profundo que pueda ser demolido con facilidad por alguien con un conocimiento mayor del asunto.

Este tipo de lectura, tanto si se trata de un periódico como si leemos un tratado, es aconsejable para cualquiera que desee un conocimiento adecuado de un tema, así como ser capaz de demostrar que posee este conocimiento. Todos hemos oído hablar de la persona que expone un argumento, con un punto de vista mal considerado, que es incapaz de respaldarlo con pensamientos coherentes. Cuando se pregunta a este tipo de persona por qué tiene ese punto de vista, suele replicar: “Bueno, eso es lo que pienso y nada más. ” ¡Esto no es un argumento! Así, cualquier lector debe estar de acuerdo en que es mucho mejor para él descubrir por sí mismo si sabe de lo que está hablando antes de que alguien averigüe que no tiene ni idea del tema.

Por tanto, las técnicas de concentración y memoria exigen separar lo principal de lo secundario, leer a trozos y hacerse preguntas a sí mismo para ver lo que no ha quedado claro, elaborar imágenes del texto para ayudar la penetración del contenido en el cerebro y pensar en el texto, considerado globalmente desde todos los puntos de vista que sea posible para descubrir lagunas en su comprensión.

Tomar notas

Otra ayuda útil es tomar notas o redactar un resumen de lo que hemos leído en nuestras propias palabras; esto reflejará si hemos comprendido o no los puntos principales del texto y la intención del autor. Podemos ver si lo escrito tiene sentido haciéndonos preguntas de éste tipo: ¿Explica el escrito esto o aquello? Si no, ¿por qué no?

El estudiante tendrá que revisar su material de cuando en cuando, pero seguir este sistema hará la tarea más fácil; sólo es cuestión de refrescar la memoria buscando hechos precisos, no el conjunto global. Cada individuo puede comprobar por sí mismo su capacidad de recordar pasadas algunas semanas, permitiéndole conocer si se le han quedado grabados los hechos o precisa un repaso adicional. Las ventajas de tomar notas o hacer un resumen con las propias palabras del lector es que podrá referirse a sus propios escritos en lugar de acudir al texto.