Este ejercicio tiene dos propósitos. En primer lugar, se irán mostrando rápidamente varias palabras (un total de 50 palabras diferentes) con la finalidad de que el lector se vaya habituando a tomar rápidamente cada palabra de un solo golpe de vista (o fijación) desbaratando cualquier mecanismo mental subconsciente que se pueda tener arraigado de llevar a cabo la lectura de una palabra asimilándola letra por letra. Y en segundo lugar, se ejercitarán los músculos oculares con los cuales se llevan a cabo los movimientos sacádicos de ambos ojos. Para este segundo propósito, cada palabra se irá “flasheando” en algún lugar diferente dentro de una cajita que se ha diseñado para tal efecto. El lector deberá ponerse cómodo situándose a una distancia que le resulte conveniente para la lectura, y deberá mover rápidamente su visión hacia cada nueva palabra que vaya apareciendo dentro de la caja, sin tratar de leer verbalmente (moviendo los labios o la lengua o los músculos de la garganta) ninguna de las palabras. En efecto, el lector deberá limitarse a ver y seguir con su mirada cada palabra nueva que vaya apareciendo en el lugar en que vaya apareciendo. Este ejercicio debe ser mantenido con la visión enfocada hacia los contenidos de la caja (las palabras) hasta que el lector se sienta capaz de poder ver e identificar cada palabra en el lugar en el que aparezca (se recomienda llevarlo a cabo al menos por unos quince o veinte minutos). Una vez que el lector haya terminado de efectuar este ejercicio, se le darán aquí mismo algunos consejos para que pueda descansar periódicamente la visión (y la mente) cuando se ha llevado una lectura móvil de esta naturaleza. (Para que pueda apreciarse el efecto dinámico de cada una de las 50 palabras apareciendo en la caja, se requiere de cierta combinación mínima de navegador browser y de sistema operativo en la máquina para que el efecto dinámico pueda ser reproducido como debe de ser. En caso de que el lector no vea algo dinámico sino algo estático, tendrá que descargar el archivo de imagen directamente de Internet hacia su máquina, para poder ver los efectos ya sea con el navegador o con algún programa para abrir archivos de imagen tipo GIF.)
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No es posible mantener indefinidamente un ritmo acelerado de lectura dinámica en una sesión de lectura sin empezar a experimentar algo de cansancio y tal vez de ardor. Es necesario descansar un poco de vez en cuando, y para ello bien podemos tomar los siguientes consejos y recomendaciones que se dan en el libro El Arte de Ver de Aldous Huxley:
Empezaré haciendo un breve examen de parpadeo, considerando su importancia en el arte de ver.
El parpadeo tiene, fundamentalmente, dos funciones: lubricar y limpiar los ojos mediante las lágrimas y hacerlos reposar periódicamente impidiendo la entrada de luz. La sequedad de los ojos predispone a la inflamación y es causa muchas veces de la visión confusa. De ahí la obligatoriedad de lubricación frecuente, es decir, de constante parpadeo. El polvo (como lo saben todos los que hayan limpiado una ventana) se pega hasta en las superficies más pulidas, volviendo opaco el material más transparente. Los párpados, al cerrarse, lavan las superficies expuestas de los ojos con lágrimas e impiden que se sequen. Por otro lado, si el parpadeo es permanente, como debe ser, la luz no penetra a los ojos durante un período que puede calcularse en un cinco por ciento o más de las horas de vigía.
Los ojos que alcanzan la relajación dinámica parpadean con más constancia y facilidad. Pero cuando provocamos un esfuerzo (como ocurre con la lectura dinámica), el parpadeo tiende a volverse más infrecuente y los párpados se cierra espasmódicamente.
El movimiento, como desde hace tiempo señalan los psicólogos, es una de las condiciones imprescindibles de la visión y de la percepción. Pero en cuanto los párpados se vuelven tensos y relativamente inmóviles, los ojos siguen el ejemplo. En definitiva, quien quiera aprender el arte de la visión deberá convertir en hábito el parpadear con frecuencia y sin esfuerzo. Cuando la movilidad se ha restablecido en los párpados, el restablecimiento de la movilidad para el aparato de la sensación será relativamente sencillo. Los ojos gozarán asimismo de mejor lubricación, mayor descanso y mejor circulación, que siempre se relaciona con los movimientos musculares no forzados.
Los que parpadean poco y espasmódicamente -como sucede con la mayoría de los sujetos de visión defectuosa- deben adquirir o readquirir conscientemente el hábito de parpadeo frecuente y sin esfuerzo. Esto puede alcanzarse mediante ejercicios de parpadeo. Media docena de parpadeos rápidos como el aleteo de una mariposa seguida de algunos segundos de oclusión relajada de los párpados. Luego otra vez parpadeos y nueva oclusión. Y así sucesivamente durante medio o un minuto. Si se repiten con constancia (es decir, cada hora, más o menos) estos ejercicios comenzarán a formar el hábito de parpadear con frecuencia el resto del día. Un individuo que parpadea conscientemente también será consciente de sus tendencias a movilizar los ojos y los párpados y podrá evitar la incipiente fijeza de la mirada mediante frecuentes y sencillas oclusiones de los párpados. El parpadeo frecuente es absolutamente fundamental para aquellos que se dedican a alguna forma de trabajo difícil y detallado y que exige gran atención. El parpadeo frecuente producirá muchas veces un alivio tan grande que ciertamente no está en proporción con la simplicidad de los medios requeridos.
Además del parpadeo podemos, para nuestro bien, exprimir periódicamente los ojos cerrándolos con fuerza, o sea reforzando la acción de los párpados con la de los otros músculos de la cara. Así se debe hacer en todas las ocasiones en que querramos frotarnos los ojos, un método bárbaro y brutal que se realiza con los nudillos y que podemos hacer con mucha mayor seguridad y de un modo más eficaz con los párpados. En algunas circunstancias, aunque no exista ardor ni otra molestia en los ojos, podemos practicar esta técnica para aumentar la circulación local y para estimular la presencia de las lágrimas.
El masaje en los ojos nunca es recomendable, pero una suave fricción en las sienes producirá muchas veces un efecto tranquilizante y consolador. El cansancio ocular siempre puede aliviarse frotando y masajeando los músculos de la parte superior de la nuca. Los individuos sometidos a constantes esfuerzos oculares pueden hacer uso ventajoso de este tipo rudimentario de masaje, dos o tres veces al día, seguido luego por un período del palmeado.
Ponga ahora el lector en práctica estas recomendaciones dadas en el libro El Arte de Ver, para relajar sus ojos y descansar un poco de los efectos del ejercicio que se llevó a cabo arriba, y siga practicando de ahora en adelante estas sencillas técnicas de alivio visual, las cuales necesitará al entrar a una nueva etapa de aprendizaje acelerado. Se necesita que el lector atienda esta recomendación porque vamos a repetir de nueva cuenta el ejercicio de arriba pero con un juego nuevo de 50 palabras, con una pequeña variante con la cual se pondrá a prueba la capacidad de retención del lector.
Antes de continuar, procure el lector un lápiz (o una bolígrafo de tinta) y un pedazo de papel en blanco, porque lo vamos a necesitar en el ejercicio que llevaremos a cabo a continuación.
Si el lector tiene ya su lapiz (o su bolígrafo de tinta) y el pedazo de papel en blanco al alcance de su mano, estamos listos entonces para volver a ver otra caja con 50 palabras. Nuevamente, el lector deberá ponerse cómodo situándose a una distancia que le resulte conveniente para la lectura, y deberá mover rápidamente su visión hacia cada nueva palabra que vaya apareciendo dentro de la caja, sin tratar de leer verbalmente (moviendo los labios o la lengua o los músculos de la garganta) ninguna de las palabras. En efecto, el lector deberá limitarse a ver y seguir con su mirada cada palabra nueva que vaya apareciendo en el lugar en que vaya apareciendo. Este ejercicio debe ser mantenido hasta que el lector sienta que ha podido ver e identificar todas las palabras que le fueron mostradas (se recomienda llevarlo a cabo al menos por unos quince o veinte minutos).
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Ahora tome el lector de inmediato el lápiz (o el bolígrafo) y el pedazo de papel en blanco, y escriba todas aquellas palabras de la lista de las que crea que pueda acordarse.
¿Ya tiene el lector su lista de aquellas palabras que cree que pudo recordar? Comparemos su resultado con la lista completa de 50 palabras. La lista de las 50 palabras que fueron “disparadas” rápidamente dentro de la caja es la siguiente:
motor
inyección
periódico
cebolla
caballo
correo
espectáculo
ballena
alacrán
muralla
lechuga
pistola
zapato
escalera
profesor
aspiradora
trabajo
lágrima
zanahoria
accidente
espíritu
península
lámpara
atún
resorte
edificio
matemáticas
tequila
escoba
aguacero
libreta
avioneta
sanitario
bisturí
calculadora
aguacate
continente
libertad
dinero
almohada
bienvenida
gasolina
estudio
delicioso
Palestina
diamante
obesidad
calamar
periódico
hospital
¿Cuántas palabras, o bien, que porcentaje de palabras, pudo recordar correctamente el lector?
De la lista de 50 palabras, un médico posiblemente recordará mejor las siguientes palabras sobre todas las demás:
inyección
bisturí
obesidad
hospital
Por su parte, un marinero o un pescador posiblemente recordarán mejor las siguientes palabras sobre todas las demás:
ballena
atún
calamar
Y si quien se sometió a esta prueba de retención de palabras fue un profesor de matemáticas, muy posiblemente las palabras que mejor recuerde de la lista serán:
profesor
matemáticas
¿Cuáles fueron las palabras de la lista que recordó correctamente el lector? Lleve a cabo el lector una introspección honesta hacia sí mismo examinando su relación personal que pueda haber con las palabras que pudo recordar correctamente. ¿Le dice eso algo al lector sobre las cosas que más le llaman su atención?
Aquello que recordamos mejor está relacionado directamente con las cosas que más despiertan nuestro interés.
Si pasado cierto tiempo somos incapaces de recordar algo, seguramente es porque aquello que no podemos recordar nunca despertó realmente nuestro interés. Ponerle atención a algo significa hacerle un espacio dentro de nuestra mente en la memoria a corto plazo. Si mantenemos interés en ello, eventualmente el dato en vez de ser relegado al baúl del olvido por la memoria a corto plazo será transferido de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo, precisamente la memoria que nos permite recordar nombres de familiares, domicilios de los amigos, cosas que hemos leído y muchas otras cosas más.
Ahora bien, ¿están las siguientes tres palabras entre aquellas palabras de las que se pudo acordar correctamente el lector?:
muralla
resorte
dinero
Si es así, ¿por qué razón cree el lector que se haya acordado mejor de estas tres palabras? Busque nuevamente estas tres palabras dentro de la caja dinámica de arriba. ¿Cree que esto le sugiere algo sobre cómo pueda recordar mejor algunas cosas que otras? ¿Cree que esto le sugiere algo sobre cómo pueda elevar el lector su capacidad de retención y aprendizaje?